lunes, 30 de marzo de 2009

Un ataque que no se cree

Esta es la historia de Roberto y Sophia que deciden casarse para ya no separase y ser felices por siempre, lo que Sophia no sabía es que sería un matrimonio lleno de sorpresas.

Por otro lado estaba Elena, hermana de Sophia, era más joven, más delgada, más alta, más atractiva y tenía su novio, Marco.  Ellos eran una pareja de novios muy agradable, muy integrada, muy estable, se llevaban súper bien.

El día de la boda de Sophia con Roberto ante el altar se prometieron amor eterno, respeto, quererse en las buenas y en las malas.   Fue una boda muy bonita, muy vistosa elegante, todo se veía muy bien, todo apuntaba a ser una vida de matrimonio duradera y feliz

Transcurrieron un par de años y todo aparentaba que iba bien, aunque Roberto era un tipo de hombre con muy mal carácter, se podría decir que hasta neurótico y agresivo ante cualquier persona que trataba con él, incluyendo a la propia Sophia.    Era un hombre grosero, petulante, sentía que era muy inteligente, muy sabio, siempre creía tener la razón.   Las personas que lo rodeaban lo toleraban por Sophia, quien era una persona súper agradable, confiada y lo salvaba de todo cuanto hacia mal Roberto, lo justificaba, decía que estaba estresado, de malas, que lo disculparan.

Por supuesto que surgieron compromisos familiares como fiestas de navidad, fin de año, comidas de cumpleaños, etc., donde por ello las familias se tenían que quedar juntos en la misma casa o en el mismo hotel.     Fue cuando Elena se empieza a dar cuenta de que Roberto la acosaba, al principio con la mirada donde quiera que la viera, después, cuando se tenían que quedar en la misma casa.     Ella tranquilamente se iba a la recamara que le tocara quedarse, y Roberto entraba con mil y un pretextos a esa recamara “casualmente”; le decía a Elena que estaba ahí para ver si no le hacía falta nada, que si quería que le llevara un vaso de agua, para cerrarle bien la puerta, etc.

Pasado el tiempo, Sophia y Roberto, por problemas económicos, tuvieron que irse a vivir a la casa de los papas de Sophia.   Ahí vivirían Sophia, Roberto, otras dos hermanas y Elena, que todavía permanecía soltera, ahí fue cuando Elena noto más acentuado ese acoso de Roberto, hecho que le empezaba a ser bastante incómodo.

Pasaron los días y Roberto seguía entrando de noche a la recamara donde dormía Elena, ella empezó por inquietarse mucho y después por preocuparse, al grado de poner todas las noches tras la puerta una silla, un sillón, después cerraba la puerta y Roberto se las ingeniaba para abrirla y cuando Elena ya por fin lograba conciliar el sueño, de repente percibía el movimiento de él, y cuando ella se despertaba el salía corriendo.    Elena pensó en decirle algo, contarlo a alguien, pero se detenía por no provocar problemas… por miedo.

Afortunadamente Elena decide casarse con su novio Marco, y ya se alejaría de todo esto, ella creyó que solo quedaría como una pesadilla.

Por fin se llevo a cabo la gran boda, Elena y Marco se prometieron cosas lindas ante el altar, pero con la gran diferencia que ellos sí se amaban.   Elena le conto todo a Marco y se pusieron de acuerdo en vigilar a Roberto cuando fuera necesario, dando por un hecho que no volvería a suceder, por respeto a él.

El matrimonio de Roberto y Sophia era lleno de apariencia, de presunciones, de banalidades e hipocresías.   Pasaron muchos meses donde, al final de una fiesta de familia, Elena y Marco decidieron dormir en el mismo lugar con todos los de la familia.    Marco y Elena no se preocuparon por ello, estaban seguros que no había riesgos, que todo ya había pasado.   Pero sucedió lo inesperado lo que nadie se imaginaria.

A media noche Elena bastante dormida siente un poco de frio en su pecho y enseguida siente el roce de unas manos acariciando sus senos, ella dormida creyó que se trataba de su marido, y al despertarse se sobresalta y muy asustada grita, empieza a insultar a Roberto, a maldecirlo.

Con esos gritos se despierta Marco y de un salto agarra a Roberto del cuello, lo quería matar, pero Elena lo detuvo, le dijo que no se ensuciara las manos con un maniático.   En ese momento Sophia al escuchar ruidos empezó a gritar preguntando qué pasaba ahí.

Roberto les ruega a Marco y Elena no digan nada, diciendo que no sabía que le pasaba, que les daría una explicación, que lo perdonaran, Elena decide en ese momento esperar esa explicación y le pide a Marco lo deje por el momento.

Cada uno se fue a dormir a su lugar, Elena estaba bastante intranquila, enojada, sintiendo impotencia, desesperación.   Al otro día Elena busca a Roberto y le pide esa explicación de inmediato, ya al estar juntos ella lo insulta, lo maldice, lo golpea en la cara, ya no sabe qué hacer y el muy tranquilo deja que ella haga lo que quiera y le dice:

Roberto: ¿qué tiene de malo, desear a otra mujer tan bella?

Elena: ¿qué estás diciendo?

Roberto: ¿qué quieres que haga, me gustas, te deseo desde que me case con tu hermana, por eso lo hice, yo no amo a Sophia, te quiero a ti Elena, pero tuve que casarme con ella para estar cerca de ti siempre.

Elena: maldito cerdo, no es posible, eres un desgraciado, depravado, te voy a matar.

Roberto: ¿por qué me odias si te quiero… cómo iba a hacer para tenerte?

Elena: esto no se quedara así, mi hermana sabrá todo.

Roberto: tu haz lo que quieras, a tu hermana la tengo contenta, le doy todo lo que me pide, todo, y como es tan materialista jamás te creerá, porque no le conviene dejarme, no te creerá, ya lo veras!

Así fue cuando Elena desesperada va y busca a su hermana Sophia para contarle todo y de la misma manera, muy tranquila escucha todo y al final le dice a Elena que todo lo está inventando porque le tiene envidia, porque no puede creer como la quiere Roberto, que por todo lo que tenía, etc…

Por último Sophia le dice a Elena que ella estaba segura que si Roberto le falto en algún momento al respeto es porque Elena lo provocaba, porque ella era mala y le tenía envidia. Que no le creía nada.

¿Cómo era posible que ese ataque, ese acoso sexual de muchos años y el que Elena no lo había querido contar por no provocar problemas con su hermana, ahora era el invento más grande que ella hubiera creado?.

¿Cómo era posible que tuviera más peso la palabra de un hombre maniático, con problemas sexuales, loco y hasta peligroso, que lo que una hermana victima de ese acoso pudiera decir?.

 Elena estaba tan decepcionada tan derrotada que se tuvo que alejar de su hermana.  Lo más increíble es que hasta la fecha Sophia sigue casada con Roberto y aparentemente son felices.

Lo único en que Elena sí está segura es que esa duda quedo sembrada como una semilla en su jardín de mentiras y que algún día saldrá a relucir lo malo que actúa ese hombre.    Ahora Elena y Marco siguen viviendo un matrimonio feliz, lleno de sinceridad, honestidad y amor.

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miércoles, 18 de marzo de 2009

Un mal "desconocido"

Cuando te haces la pregunta clásica “¿qué me pasa?... no sé que siento…”  Al despertar un día, te das cuenta de que no te sientes igual que el día anterior; te sientes cansada, sin querer salir de la cama, pasas el día con flojera, con apatía, y deseas volver a dormir. 

Luego, el siguiente día te sientes más cansada, con más flojera, no te quieres arreglar, no te interesa, te miras al espejo y te ves terrible y sientes que transcurre el día con mucha dificultad, sin ganas de moverte, sin hambre, y no sabes que sientes. Con urgencia deseas acostarte como todos los días pero más temprano, sin pensar en otra cosa sino en la idea de ya no quererte levantar de esa cama.  Duermes mucho, y ya no deseas levantarte, cuando lo haces, estas de muy mal humor, quieres llorar por cualquier cosa y lloras, no te levantas, solo te escondes debajo de las cobijas, no quieres saber nada de ti, ni de nada ni nadie.
Luego de esto, ya no sabes que tomarte para sentirte mejor, no sabes que es lo que pasa que es lo que debes hacer, nadie te comprende, solo te critican. Pasas el día durmiendo, pero te levantas, estas súper inquieta, vas de un lado para otro, sin saber que quieres y a la vez solo quieres meterte en la cama, dormir y dormir.
Pero algo te mueve y te hace sentir una gran desesperación, te miras al espejo y estas peor, lloras, quieres gritar, correr, dormir. Estas tan desesperada y ansiosa por sentirte como antes y no sabes cómo. Ya no puedes más!!!!
Para entonces, lo único que te cruza por la mente es que te dejaras morir, te mataras de alguna manera, y solo esta fija esa idea en tu mente, ya no piensas en nada más que en morir.

Si afortunadamente alguien al fin te comprende y te lleva a un médico y este consigue diagnosticar tu mal o, si es honesto, te dirá que acudas a un especialista en psiquiatría. Muy probablemente te dirán que tienes la terrible enfermedad llamada depresión.

Los diccionarios establecen que depresión es: decaimiento del ánimo o de la voluntad. Otros la definen correctamente como efecto patológico caracterizado por un decaimiento del sentimiento del valor personal, pesimismo e inhibición o disminución de las funciones psíquicas.

Hay gente que no la conoce y aunque parezca increíble médicos que no están familiarizados con ella tampoco saben identificarla de primera mano.
Hay quienes dicen que es flojera, que es tristeza, que es histeria, menopausia, inventos mentales, etc. y nadie comprende que es una enfermedad que debe ser atendida y medicada a tiempo porque puede ser mortal.
Quienes la hemos vivido sabemos y entendemos de que se trata, es terrible.
Existen dos tipos de depresión la que se genera por problemas orgánicos y otra la que se genera uno mismo. La primera puede sobrevenir a problemas orgánicos como golpes en la cabeza, hemorragias cerebrales, enfermedades graves como cáncer, tiroidismo, presión arterial, diabetes, etc. La segunda la podemos generar nosotros mismos por problemas de vida como divorcios, muertes, secuestros, etc. en donde tu mente “decide” recurrir a este estado de ánimo para evadirlos. Es una enfermedad progresiva y en ambos casos te pueden llevar a la muerte.

Cuando detectes estos síntomas en ti o en alguien, no trates de comprenderlos ni de criticarlos, mejor acude o lleva a esa persona a un psiquiatra. El sabrá atender la situación de manera adecuada y sin auto medicarse.

Cada que tengas un problema si es orgánico acude a tu medico de inmediato y si es mental o psicológico acude a un terapeuta.

Nunca dejes que tus problemas crezcan, porque todo se puede resolver mientras tengamos vida……….calidad de vida.

Atiéndete
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domingo, 8 de marzo de 2009

Una oportunidad más: Cuando la vida gira 180 grados

Todo comenzó en el año de 1989, en un día domingo soleado. Un día que tenía que ser tan hermoso porque estaría con la familia, donde disfrutaría de todo y todos, de cada momento, pero algo sucedió...

Al transportarme hacia el lugar de reunión, al subirme a una camioneta pick-up, me golpee la cabeza fuertemente.

Seguí mi camino aparentemente normal, al cabo de dos horas mi vista se nublo, tenía mucho sueño. No resistía el sueño, me dormí de repente y cuando desperté estaba siendo atendida por un medico que urgentemente me había inyectado un medicamento que hiciera que saliera de la convulsión.

Todos pensaron incluso yo que solo había sido un desmayo por el mismo golpe.

Seguimos con la reunión todos actuaron normal. Yo me sentía un poco confusa, pero aparentemente bien.

Cuando llego la noche me fui a dormir acompañada de mi esposo, en la madrugada fui al baño y ahí caí desmayada ; como tarde en salir, mi esposo fue a verme y estaba sin conocimiento, me llevo de inmediato a urgencias del hospital ISSSTE Distrito Federal.

Se inicio todo un torbellino en mi vida, a partir de ese momento, yo no sabía qué era lo que pasaba, que sentía, era todo obscuro, me lastimaba cualquier rayo de luz, creí que estaba quedándome ciega, me dolía tan intensamente la cabeza, todo era confusión. Pensaba: "...estoy muriendo, no soporto este dolor".

Yo no supe mas, pero ahora sé que estuve tantos días hospitalizada, siendo sujeta a estudios tras estudios, el diagnostico había sido: hemorragia cerebral, mis ojos no soportaban la luz porque los nervios ópticos se me habían volteado, todo se iba complicando, pero no moría, ahí seguía resistiéndome, pero sin saber quién era o porque lo hacía.

Me cuentan que me congelaban mi cabeza para dormirla y evitar dolor, me mantenían dormida con diazepam todo el tiempo, no abría los ojos porque era intolerante el dolor, me mantenían drogada con medicamentos sumamente fuertes para evitar el dolor, además de hidrocortisona para estar desinflamando la hemorragia.

Después de muchos días me llevaron a mi casa, donde mi esposo me atendía con todo lo necesario antes de irse a trabajar. Me tenía que dejar dormida, casi todo el día, por instrucciones médicas y no se generara ninguna complicación.

Todo para él era tan difícil porque no podía dejar de trabajar para poder mantener mi situación de incapacitada.

Así permanecí casi un año, sin saber nada de lo que sucedía a mi alrededor, no sentía, ni pensaba, ni sabía que transcurría el tiempo, solo dormía y dormía.

Era tan difícil para mi esposo, tenía que estar pendiente de todo, pendiente de sí mismo para no decaer, porque no quería que yo muriera, pero ahí continuaba en la lucha contra mi problema.

Después de todo ese tiempo, aparentemente empezó a cambiar un poco mí, los médicos decían que ya todo estaba pasando, ya empezaría con mi recuperación.

Empecé por abrir poco a poco los ojos, disminuía el dolor, empecé a razonar, a recordar, creíamos que todo estaría pasando que solo había sido una mala jugada de la vida.

Pero solo pasaron un par de meses cuando de la nada surgió otro problema tan terrible que ahí si creyeron que sería el fin.

Empecé por no poder dormir y pasaban los días, eso empezaba a alterarme tanto no solo a mí sino a todos de nueva cuenta.

Seguían pasando los días y yo sin dormir en lo absoluto, empecé con temblores de la mandíbula, manos, obviamente quería estar acostada todo el día porque ansiaba dormir, pero no podía, mis ojos se fueron poniendo fijos, no parpadeaba, no reacciona, era terrible, estaba muriendo poco a poco, sin siquiera yo provocarlo, eso sucedía conforme transcurría el tiempo….de la nada.

Lógicamente, no comía, no me bañaba, no me arreglaba, no hablaba solo mi boca temblaba, mis manos, ya no conocía a nadie, me hablaban y yo no ni siquiera podía mover los ojos, no sabía que me estaba pasando, nadie sabía. Solo se veía como iba consumiendo en la nada. Me llevaron a tantos especialistas, curanderos, brujos y no había curación, al contrario cada día era peor.

Volví a perder la noción del tiempo, de la gente, de mi misma. Era terrible para los que me rodeaban, no para mí porque no me enteraba de nada, estaba perdida en el vacío, me estaba muriendo y no podía hacer nada en contra.

Un día decididamente una de mis hermanas, su esposo y el mío deciden como último recurso, llevarme a un hospital psiquiátrico.

Así lo hicieron y en el camino íbamos en dos coches yo con mi esposo, y ella con el suyo y en el camino en la carretera, dicen que yo abrí mi puerta y me baje, afortunadamente mi esposo iba muy despacio, caí, y me eche a correr mientras ellos se estacionaron.

Corría como caballo desbocado, sin control, sin saber que hacía, sin remedio.

Pensaron: "ya se volvió loca, morirá..."

Me subieron al auto con dificultad y llegamos al psiquiátrico, dicen que me atendió el director de ese hospital le contaron todo lo que había pasado y ya con esa información de inmediato, el doctor le dijo a mi esposo: gracias a dios llegaron a tiempo, su esposa ha dejado de producir la sustancia catecolamina que produce el cerebro para lograr el equilibrio en nuestros estados de ánimo del cuerpo, ha caído en la peor de las depresiones y si no es atendida …..morirá.

Ese medico me salvo la vida, de inmediato me inyectaron medicamentos especiales para generarme esa sustancia, y recomendó no dejarme sola porque podría matarme o dejarme morir mientras reaccionaba al tratamiento.

Con esas instrucciones fui llevada a mi casa y con todos los cuidados de mis familiares muy lentamente, fui saliendo de esta.

Pasaron muchos días en que yo pudiera dormir, pudiera recordar quién era nuevamente, pudiera reconocer a los seres que me habían salvado mi vida.

Tuve que hacer tantas cosas para salir de ese trance, tomar medicamentos, terapias, etc. Hasta que fuimos logrando sacarme de ese hoyo negro, del que nunca hubiera salido sin la ayuda de un psiquiatra y de mis seres amados que nunca me abandonaron.

Ese hoyo negro, que ahora se que se llama depresión, y que es una enfermedad tan terrible que nos puede matar.

Tardo mucho tiempo en que yo volviera a reaccionar correctamente, mi ojos empezaron a ver la luz del día con gratitud, empecé a dormir noches completas, naci nuevamente.

De verdad sentía que era otra persona que había renacido, ni yo creía que estaba viva.

Todo había sucedido por un golpe en la cabeza.

Además después de haber sobrevivido a este gran suceso, me sucedió la mejor bendición de mi segunda vida, tener una hija, el regalo más bello de dios. Ahora estoy viva plenamente viva¡¡¡¡¡¡ Viviendo feliz , agradecida cada día por ello.

Disfrutando de mi vida, valorando todos y cada uno de mis momentos, amando intensamente a mi familia, a mi hija y por sobre todas las cosas a mi amado esposo que en todo momento estuvo conmigo.

Así es que esta historia de mi vida se las comparto para que tengan mucho cuidado de atender los golpes en la cabeza y las depresiones.

No lo dejen pasar; cualquier detalle raro en nuestras vidas o accidentes hay que atenderlos de inmediato.

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